Ya pasó todo.

Pues bien, tras cuatro semanas sin pasarme por el blog, podemos decir que el agua vuelve a su cauce. Han sido cuatro semanas intensas en el que he estado dedicado durante gran parte del tiempo en preparar el rodaje de mi corto titulado "El abanico" y, ayer, se acabó todo. Tres días de rodaje, cuatro semanas de preparación. Y como siempre pasa, tras toda la tensión, el estrés, los días en que quieres que todo termine y que nadie te encuentre... una vez termina todo.... quieres más.

En el fondo los que nos dedicamos al cine somos masoquistas, porque sabemos que lo pasamos mal, y nos gusta. Cuanto más mal vayan las cosas mejor, porque cuando termine, querrás más y más... Es como una droga. No puedes vivir con ella, pero tampoco sin ella. Odiaba al mundo cuando los actores me decían que no podían ensayar, cuando no sabíamos dónde íbamos a rodar, cuando los planos todavía no estaban decididos, pero ahora, quiero volverlo a hacer. Porque es tan mágico descubrir que aquello que tu has pensado está a punto de quedar para siempre en un negativo que hace que olvides todo lo malo. Una vez miras por el visor de la cámara y ves la misma imagen que has tenido en tu cabeza durante semanas... empiezas a pensar en cuanto vas a echar de menos todos los problemas cuando el rodaje termine. Y eso es lo que me pasa ahora. Todo ha terminado, pero yo quiero más.

Señores, el telón se ha cerrado. Por suerte, todavía queda la post-producción. El sueño sigue despierto.

P.S.: A partir de ahora intentaré subir fotos del rodaje, explicaciones de lo que ha ido ocurriendo estas cuatro semanas, alguna parte del guión... vamos, que "El abanico" acaparará parte del blog durante unas semanillas. :-D